domingo, 12 de diciembre de 2010

La Ley de Aguas no Puede Esperar

En un país tan fragmentado como el nuestro, la necesidad de encontrarle soluciones a los problemas ambientales tiene la particularidad de ser uno de los pocos temas de la problemática nacional sobre los cuales los puntos de vista de los distintos sectores de la sociedad tienden a convergir. Políticos, activistas y grupos de interés de todas las tendencias están de acuerdo en que la urgencia de resolver la crisis ambiental del país es cuestión ya de vida o muerte.

Sin siquiera tomar en cuenta los efectos inminentes del calentamiento global, la problemática ambiental del país es tan extensa y compleja que se requeriría muchísimo espacio para empezar a describirla. No es ese el propósito de este artículo, pero basta decir que las experiencias de otros países demuestran que problemas tan diversos como la carencia crónica de agua potable, la contaminación de ríos y lagos, el uso irracional de los recursos naturales, la deforestación fuera de control, inundaciones, deslaves y las correspondientes pérdidas humanas y materiales en cada instancia son efectos múltiples de una causa común: la inexistencia de legislación ambiental adecuada y de la voluntad política para ejecutarla.

La inexistencia de legislación ambiental adecuada tiene muchas explicaciónes lógicas como la falta de recursos económicos y la limitadísima disponibilidad de personal técnico. Sin embargo, también existen causas sociológicas que  por ser menos obvias no son menos produndas. La mayor de ellas quizás sea la relativamente nueva cultura de irrespeto a la vida, un problema colectivo de orden social y origen complejo que va mucho más allá de la falta de respeto al medio ambiente. En jurisdicciones donde se aprecia la vida, la historia de tragedias ambientales simplemente no se repite. La vida se valora lo suficiente como para trasladar poblados, construír embalses y diques, tratar las aguas servidas, aprovechar racionalmente los recursos naturales, castigar a los violadores de la legislación ambiental, etc. Otras razones por las que no existe legislación ambiental adecuada son (en orden de gravedad): la incompetencia atávica de todos los organismos del estado, la precariedad de los colegios profesionales, la politización de las entidades técnicas y la falta de recursos económicos. No se pretende en este artículo discutir a profundidad las causas de la inexistencia de legislación ambiental, basta decir que estas dificultades deben ser encaradas simultánemente con la puesta en práctica de cualquier política ambiental de estado a largo plazo

A pesar de la gravedad de la situación ambiental actual,  no nos queda otra alternativa que el optimismo. Partiremos entonces de que el pueblo de Guatemala está ya harto de la cultura de irrespeto a la vida, la incompetencia del estado, la falta de liderazgo de los colegios profesionales y la politización de los entes técnicos. Dando por sentado que el pueblo le exige a los políticos la búsqueda de soluciones inmediatas a la crisis, y que su voz es lo suficientemente sonora como para asumir que existen indicios de voluntad política, creemos que el momento es propicio para la implementación de legislación ambiental de clase mundial que permita la conservación y uso racional no sólamente del agua sino de todos los recursos naturales associados con las cuencas hidrológicas.